Escrito por Coral Casallarch •
Publicado el 08 marzo 2020
Por segunda vez en dos años me he quedado a cero. Hace dos años, tenía todas las fotografías de viajes, de familia, de aniversarios, trabajos de la universidad, apuntes, todo… guardado únicamente en un disco duro portátil. Este se me cayó una única vez en el suelo y dejó de funcionar. Los técnicos de la marca me dijeron que solo hace falta una única vez si cae con la mala pata por el sitio que puede dañarse. Les creí pero desesperé. Se lo comenté a mi compañero informático de donde trabajaba entonces, que intentó arreglármelo. No obstante no pudo. Se había dañado el disco duro y él no podía hacer nada. Tuve que enviarlo a una empresa de recuperación de datos. Me hicieron el análisis y me pasaron presupuesto. Me costó casi lo que ganaba en un mes. Pero hice el sacrificio y lo pagué porque necesitaba toda la información que había dentro. O esto es lo que yo creía.
Me recuperaron no más del 60% de datos. Me enviaron toda la documentación, fotos… en un nuevo disco duro portátil. Todo en menos de dos semanas. El servicio de esta empresa impecable, no obstante estás en sus manos. Pagarías lo que fuera ya que te piensas que necesitas lo que has perdido. Y como ellos lo saben, pues desde mi punto de vista, abusan de esto. Yo no tengo ni idea, pero hablando del tema, todos los informáticos me han dicho que es abusivo. No lo sé. Yo solo sabía que quería recuperarlo. Hubiese hecho un crédito si hubiese sido necesario. Me sentía bacía. Triste. Apenada. Tuve una sensación de perdida y pérdida muy fuerte.
Al recibir este nuevo disco duro, pensé que a partir de aquel momento todo lo tendría guardado por duplicado; en la nube y en otro disco duro.
Pasaron dos años, y ¿sabéis que me ha pasado?
Que no he colgado absolutamente nada en la nube (no me acostumbro y es más lento que en un pen para mi). Puse todo en otro disco duro portátil de la misma marca (ya que es con el que me enviaron la documentación recuperada). He estado cuidándole como si fuese de porcelana y CON OTRA UNA ÚNICA SOLA VEZ que me ha vuelto a caer, he vuelto a quedarme con absolutamente nada. Cuando me pasó no podía creerlo. Ya no me creo que haya tenido tanta mala pata que dos discos duros de la misma marca, me hayan caído una sola vez y se hayan dañado para siempre.
No voy a mencionar la marca pero evidentemente nunca más tendré nada de ellos. Tengo otros pens, discos duros, etc… de otras marcas desde hace años y solo me ha pasado con estos en concreto. Así que lamentándolo mucho, y teniendo en cuenta los avances en las tecnologías, si hacemos cosas de calidad, con una única vez no tendría que dañarse. No estamos hablando de vasos ni platos.
Decidí que por ahora no voy a contratar otra vez el servicio de recuperación de datos.
Y a lo mejor os preguntareis ¿Por qué?
Pues a raíz de todo lo que me ha pasado últimamente y de cómo estoy viviendo la vida desde hace meses el análisis que he hecho de todo esto es el siguiente:
*Aunque diga que no me fio de la marca de este disco duro (que no me fio) la culpa es mía. Hace dos años me pasó lo mismo y durante todo este tiempo no he hecho copias de seguridad de nada. Con lo que no había aprendido la lección. Por eso se ha repetido exactamente lo mismo. ¿Seguro que algún momento en dos años habré tenido, no? El único análisis (en pasado) de esto, es que esta era la lección que tenía que aprender. Lo que quiero mantener lo tengo que guardar en dos (o más) sistemas diferentes.
*¿Será que todos estos datos, a lo mejor, no los necesito en mí vida? Durante estos dos años, lo que he hecho es añadir más datos a los que tenía. Nunca en estos dos años he consultado nada de lo antiguo. Muchas cosas las guardas por si acaso algún día las necesitas.
Y sí, que es curioso, también, que cuando más he hecho, más datos he añadido, ha sido estos últimos meses. Ahora tengo que volverlo a empezar. Para que os hagáis una idea. Cuando estudiábamos y teníamos que hacer un trabajo, seguro que alguna vez, ¿estabais a punto de finalizar y se marchaba la luz o se colgaba el ordenador y se borraba todo? ¿Y teníais que volver a empezar? Así es como estoy yo. En el punto de partida, pero con una ventaja.
Tenía cosas empezadas, empezadas y acabadas… que todas ellas, o las que realmente decida, tengo que volver a crear. Pero lejos de tener pereza para volver a hacerlo, ahora tengo que hacerlo mejor. Tengo que crear la versión mejorada de lo que en su día hice. La ventaja es que la idea ya está en mi cabeza. Ahora parto del punto de partida dos.
Así es como lo he aceptado. Me lo he tomado como un reto. Por un lado realmente no necesitaba lo que tenía, y por otro que lo que quiera volver a tener, lo haré mejor.
Pienso que esto nos lo podríamos aplicar siempre y en cualquier hecho de la vida. Lo primero es aceptar la situación y lo segundo es pensar que hacer para continuar. Yo, nunca me pregunto lamentándome “el porqué a mí”. ¿Por qué a mí me ha pasado esto? Yo, siempre me digo. Me ha pasado. Vale. No se puede volver atrás. Vale. Lo acepto. Vale. Y la única pregunta que me hago es ¿Qué voy a hacer ahora para seguir?
La primera vez que me dijeron que había perdido todos los datos lo pasé realmente mal. Estuve algunos días que me costaba dormir. Incluso llorando.
Ahora, se ha repetido la historia. Pero lo que no se ha repetido es mis sentimientos a todo esto, ya han sido completamente diferentes. No es una actitud de pasotismo. Es una actitud de aceptación. El pilar, para mí, de absolutamente todo. ACEPTAR.
Otro de los puntos en el análisis ha sido el de *Las fotografías que son irrepetibles. Esto es lo que peor llevo. Porque muchas de ellas no las puedo volver a hacer, ni mejorar. Haber perdido todas las fotografías que tenía con personas que a día de hoy ya no están. Este punto es el que más pena me da. Pero a los días hice el mismo pensamiento. ACEPTAR Y RECORDAR. Como dice la frase lo que se recuerda siempre vive. Para eso tenemos la memoria, ¿no? Por muchos discos duros que tenga, por muchos datos que me recuperen, la que no fallará, por ahora, será mi memoria. Y si llega algún día que esta también falla, con una fotografía tampoco volverá (ni mi memoria ni la persona).
Y así es como di la vuelta de 180º a un problemón hecho de mi vida.
Para terminar, deciros que la mejor lección que he aprendido de todo esto es que, a partir de ahora, el mejor disco duro que voy a almacenar datos será el de mi cabeza, el de mi memoria, el de mis sentimientos… y claro que voy a guardar lo que genere a partir de ahora en pens, no obstante, voy a guardar lo que crea únicamente necesario.
Gracias, gracias y gracias. ¡Feliz semana y hasta el jueves! ¡Hazte feliz y no guardes en tu mente lo que no necesites!
Coral💋
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