junio 17, 2023

si me caso con un chef no estaría mal ;)

Escrito por Coral Casallarch •  

Publicado el 04 junio 2020

Siempre había pensado que no me gustaba cocinar.

En mi casa, ya que teníamos horarios bastante diferentes, cada uno se hacía su comida. Yo, para mi, siempre escogía o bien platos preparados, o platos que no me llevaran más de 5 minutos para prepararlos. Durante un tiempo, que me llevaba el tupper al trabajo, “cocinaba” los domingos y lo congelaba.

“Cocinaba” significaba hervir verdura, pasta, hacer ensaladas, calentar caldo y otros platos precocinados, calentar hamburguesas vegetales… este era mi “cocinar”. O sea, no cocinaba. Calentaba o recalentaba.

Poner una olla con agua a hervir la menestra, para mi ya era como subir el Everest. ¡Buff! se me hacía una cosa imposible. Y no me gustaba. Y no tenia tiempo. Y bueno si que lo tenia, pero no quería dedicarlo en la cocina.  

Siempre pensaba, tengo que casarme con un chef porque no me gusta la cocina, y no quiero que mi familia pase hambre o se intoxique. No se y no quiero aprender a cocinar. Ahora bien, me encanta comer. Pero que me cocinen. ¡Hehehe! Eso sí. Me encanta comer bien. Admiro a l@s cociner@s y a todos los que saben cocinar. Me parece arte. Me parece una habilidad sobrenatural.

Otra de las cosas que no me gustaba eran los programas de cocina que hacen en la televisión. Buff, es que no los soportaba. ¡Que pereza! Pero, estos días que estamos en casa, por primera vez en mi vida he visto programas de cocina enteros. Es más, los he visto varios días. Y ni yo misma me lo creo. Y tampoco me creo que pueda estar más de 5 minutos en una cocina.

A lo mejor os parece una chorrada lo que ahora diré, pero los programas que miro son los del cocinero Marc Ribas. En primer lugar, porque me encanta su estilo, y en segundo lugar porque lo hace todo con las manos y no usa delantal. Ya os digo, a lo mejor os parece una tontería, pero yo nunca me pongo delantal. No se, así, sin la barrera del gorro, del delantal, de los guantes… es como todo más cercano. Y gracias, también a su estilo moderno, cercano, único y autentico me atreví a seguí sin delantal.

Desde hace un tiempo, que por varias razones he tenido que hacerlo por obligación, si o si, me he dado cuenta que no me desagrada tanto como pensaba. Intentar cocinar me refiero. La razón por la que si o si he tenido que hacerlo ha sido que si o si tenia que cocinar para otras personas. No para mí. Así que tuve que ponerme “manos a la obra”.

Y, a parte de calentar alimentos, empecé a querer hacer postres. Escogí los postres porque como me requetegustan los dulces pensé que qué mejor que “motivarme” con alimentos que me encantaba comer.

Mi primera aventura fue un bizcocho de limón. Miré por internet que era lo más sencillo y me salió este bizcocho.

Bizcocho de limón y yogur muy esponjoso. ¡Receta fácil! Y pensé: ¡Esto es el mío! ( https://www.recetasdeescandalo.com/bizcocho-de-limon-y-yogur-muy-esponjoso-receta-facil/ )

Leí los ingredientes:

  1. 1 yogur natural (de 125 gr). También puedes utilizar yogur de limón, aunque yo prefiero introducir el sabor a limón con un limón entero.
  2. 1 limón y su zumo.
  3. 3 huevos.
  4. Harina (3 medidas de yogur).
  5. Azúcar (2 medidas de yogur).
  6. Aceite de oliva (1 medida de yogur). Si te gusta que en el sabor final se aprecie el aceite, utiliza uno de sabor potente, pero si prefieres que sea más discreto, utiliza un aceite de sabor suave, o haz como yo que añado la mitad de la medida de aceite de oliva y la otra mitad con aceite de girasol.
  7. 1 sobre de levadura en polvo o polvos de hornear (16 gr).
  8. Mantequilla para untar el molde.
  9. Un molde redondode 23 cm de diámetro

¡Bien! Lo tenia todo en casa (bueno eso yo creía).

Preparación, cómo hacer la receta de bizcocho de limón y yogur muy esponjoso y fácil:

  1. Precalienta el horno a 180º calor arriba y abajo y ventilador durante estos 10 minutos que vas a dedicar aproximadamente a elaborar la masa del bizcocho.
  2. Ralla la piel del limón de forma que solo ralles la parte amarilla y no cojas nada de la parte blanca porque está amarga. Para ello te recomiendo utilizar un buen rallador.
  3. Exprime el limón para obtener su zumo y retira los huesos. He medido el zumo que he utilizado y han sido unos 40-50ml, a no ser que utilices un limón excesivamente pequeño o grande, no debes preocuparte por la cantidad de zumo.
  4. Vacía el yogur en un pequeño bol para poder utilizar su recipiente desde el primer momento.
  5. En un bol grande añade las dos medidas de azúcar y los huevos, y bátelos enérgicamente con un batidor de varillas.
  6. Añade el aceite, el yogur, la ralladura del limón y su zumo y sigue batiendo para que la mezcla quede homogénea, sin grumos.
  7. Ahora sitúa un colador justo encima del bol y ve añadiendo las medidas de levadura y harina de forma que pasen por el colador. A este proceso se le llama tamizado, y permite que estos ingredientes secos se añadan a la mezcla sin grumos ni apelmazamientos, viene genial para que todo se mezcle bien.
  8. Termina de mezclarlo todo, que queden perfectamente integrados todos los ingredientes.
  1. Unta tu moldecon mantequilla o bien fórralo con papel vegetal.
  2. Vierte la masa en el molde y colócalo en el horno a una altura media y hornéalo durante 30 minutos. Si se dora demasiado por la zona superior puedes ponerle papel de aluminio por encima para evitar que se dore en exceso.
  3. Haz la prueba del palillo para comprobar si está listo: pincha con un palillo el bizcocho, y si sale sin restos pegados es que está listo. Apaga el horno, saca el bizcocho y déjalo reposar 5 minutos dentro del molde. Desmóldalo y deja que se termine de enfriar.

Os he dejado el link de esta receta y de este blog más arriba.

Bueno pues, ¿qué pasó?

  1. DE BIZCOCHO ESPONJOSO NO TENIA NADA. MÁS BIEN QUEDÓ DURO CÓMO UN ZAPATO VIEJO.
  2. TUVE QUE HACERLO CON HARINA INTEGRAL DE GARBANZO Y CON ESTEVIA.

Omito los motivos por los que tuve que hacerlo con estos dos ingredientes. Y claro, ¿Qué me pasó? Pues que hice las mismas proporciones que las otras de harina e azúcar y el resultado, resultó ser horroroso! ¡Madre Mía! ¿Cómo puede quedar tan horrible una cosa con ingredientes ¿buenos??

Así que la primera lección que aprendí de la cocina es que el orden de las cosas sí que altera el producto. Y lo segundo es que si las recetas están hechas con X ingredientes en concreto, es que son aquellos ingredientes los que debemos utilizar.

Supongo que cuando tienes más experiencia la cosa cambia, pero para los que comenzamos, debemos seguir las instrucciones que nos vienen marcadas de pe a pa.

Pues nada, mi primer pastel quedó completamente incomestible. Hehehe

Pero no desistí. Al día siguiente me aventuré en hacer Crema Catalana.

Le pregunté a mi madre como la hacía ella, así que seguí lo que ella me dijo.

No me gustaba.

Preparé:

  1. 1 litro de leche entera
  2. 1 rama de canela.
  3. La piel de un limón.
  4. La piel de una naranja
  5. 6 yemas de huevo.
  6. 1 sobre de almidón.
  7. 0,80 gr de azúcar

Los pasos que seguí fueron:

  1. Pelar el limón y la naranja. Solamente la piel, sin la parte blanca.
  2. Poner a calentar la leche, la piel de naranja, la piel del limón y la rama de canela, en una olla.
  3. Preparar las yemas de los huevos, el azúcar y el almidón y mezclarlo todo.
  4. Cuando lo tuve todo mezclado, puse la leche en el bol usando un colador.
  5. Lo mezclé todo otra vez y lo puse en la olla donde no se puede dejar de remover hasta que se vaya espesando.
  6. Una vez esta mexclaso de pone en los recipientes de cerámica hasta arriba del todo.
  7. Tenemos que dejarlo para que se enfríe antes de ponerlo a la nevera.
  8. Voliá! Crema catalana lista! Nosotros no la quemamos. Nos la comimos así tal cual.

Esta crema me quedó REQUETEBUENA!

Oix, ¡que contenta me puse! Por fin una cosa me había salido comestible y la había hecho yo sola de principio a fin.

Así que a los dos días, ya que nos habíamos terminado las cremas decidí hacer flan. Volví a preguntarle a mi madre como lo hacía, y seguí sus instrucciones.

Los ingredientes que utilicé fueron:

  1. 1L de leche natural entera
  2. 6 huevos
  3. 0,80 grs de azúcar (me gusta el dulce pero no me gustan las cosas demasiado dulces)
  4. Caramelo (hecho). No me atreví ha hacerlo yo.
  5. 1 cuchara grande de café (ya que cuando estaba mezclando todos los ingredientes mi madre me comentó que en este punto es donde se añadía el café, en el caso que quisiéramos hacer fan de café)

El momento de la preparación lo hice de la siguiente forma:

  1. Puse en una olla el litro de leche, junto con los huevos y el azúcar.
  2. Lo mezclé hasta que quedó todo homogéneo.
  3. Paralelamente calenté el horno a 160º con calor arriba y abajo.
  4. Vertí la mezcla en los moldes, los puse en la bandeja, y la llené de agua hasta la mitad de los moldes.
  5. Los tuvimos casi una hora y en todo momento mirábamos que el agua no se pusiera a hervir. 
  6. Los sacamos del horno y los dejamos enfriar unas 3 horas, antes de ponerlos en la nevera.

No pude esperarme al día siguiente para saber como me había salido, así que a la hora de merendar cogí uno. Mmmm…. Como dide Marc Ribas: ¡B R U T A L!

Ya estaba contenta al cuadrado! Me defiendo con la crema catalana y el flan. ¡Yummy!

Así que otra de las lecciones que aprendí últimamente es que no se puede decir que no te gusta una cosa cuando no la has hecho nunca antes. Que debemos atrevernos a no saber si nos saldrá mal o bien. Y que aunque cuando empieces no te salga como quieres, DEBEMOS SEGUIR INTENTÁNDOLO, INTENTÁNDOLO, INTENTÁNDOLO HASTA QUE UN DIA TE SALDRÁ TODO BIEN. ¡Y a lo mejor tienes la suerte que descubres que te gusta una cosa que ni siguiera tu sabías que te gustaba!

Muchas gracias por leerme hasta el final. Y muchas gracias si además eres como yo, que descubrí lo que no sabía de mí. Solo decirte que te atrevas a hacer un plato incomestible. Es divertido.

PD: sigo pensando que si me caso con un chef no estaría mal 😉